domingo, 1 de agosto de 2010

Los duelos de la memoria y las memorias de la rebeldía

Excelente aproximación y lectura de una época trágica y dolorosa para Nuestra América. El texto es de Claudia Korol.

2 comentarios:

  1. Luis Alejandro González Soto 10°213 de agosto de 2010, 9:48

    LA MEMORIA

    “Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa.”
    Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.

    La memoria ¿recuerdo o olvido?, aquella ominosa memoria ubicada en la brecha del repugnante mundo, posiblemente la memoria este ubicada como una reminiscencia o como algo latente.
    Por medio de la memoria no solo se recuerda, sino según Claudia Korol en su texto “Los duelos de la memoria y las memorias de la rebeldía” expone:

    “¿Para qué sirve la memoria? Para identificar a los enemigos de siempre. Para escracharlos en sus cuevas. Para que nadie se confunda. Para que cada cual sepa que ellos no actuaron solos. Que hay una cadena de complicidades, que abrieron las puertas de la impunidad. Sirve la memoria cuando no se vuelve complaciente. Cuando no se calla. Cuando no se rinde. Cuando no se olvida. Cuando enciende nuevas rebeldías.”

    Es pues, aquella pecaminosa y fatídica memoria el perchero de la abominable sociedad, pero es también la memoria: la que no se calla, la que no decae, la que no se rinde, la que es rebelde e inquietante y no se deja perturbar.
    Una memoria que se oye y es imposible de citar sin sentir un vacío dentro, una memoria que martilla, oscila y va encallando a la precaria humanidad.

    Además en su ensayo Korol expone una gama de atributos que van encaminados a la función de la memoria, aludiendo que ésta tiene el valor de terca, mágica y rebelde, porque no puede ser derrotada. A pesar de ser innata e inherente, la memoria es algo mas que éstas dos simples palabras, permite señalar, sublevarse y no dejarse intimidar por las confrontaciones del pasado.

    En contraposición de Korol muchos no quisieran recordar –prefieren olvidar- lo que la llamada por Korol “rebelde memoria” es mas que un arma que apunta al cuerpo, es como una ponzoña que adrede lástima la integridad de la persona, pero ¿Por qué duele la memoria?, duele porque lo que hace recordar produce daño o no duele y reconforta, ya que Korol alude:”Duele la memoria. Duele porque obliga”.

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  2. Daniel Andrés González Soto 10°213 de agosto de 2010, 10:44

    La memoria ubicada en una época de barbarie

    “Tenía tan mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo.”
    Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) Escritor y periodista vanguardista español

    La memoria, el recuerdo, el olvido, el duelo, la rebeldía. La persona y la memoria son una gran constituyente para un mundo envuelto en sombras y en oscuridad que necesita apelar a estos dos para cambiarlo un poco.

    En las décadas del 60 al 70 se estaba viviendo un infierno donde surgieron las dictaduras, movimientos revolucionarios, que definitivamente transformaron el rumbo de Latinoamérica.
    Sin ninguna duda en Argentina se vivió más titilante basada en la sangre, muerte y revolución de millones de personas que al final fueron silenciados con la única herramienta que utilizaban la bala.
    El salvajismo y ferocidad de esta dictadura no es fácil de olvidar,.de vivir, de llevarla a todos lados, solo la pueden dejar a un lado los que posen una memoria efímera y olvidadiza. En el recorrer de los días la pregunta ¿Por qué las personas olvidan? –será por las dadivas que cambian de parecer y que ofrecen constantemente estos gobiernos infructuosos que han dejado corrupción, pobreza a la invendible amnesia de éstos,.hechos tan significativos de nuestro continente.

    Así mismo, Claudia Korol en su ensayo: “Los duelos de la memoria y las memorias de la rebeldía” demuestra una balanza y co-relación entre el que recuerda y lo recordado, distinguiendo dos clases de memoria: La infértil y la fértil, la primera hace olvidar lo trascendente y fuerte que sucede y la segunda es la que tiene diversos colores, nombres, rostros, esta memoria es la ideal, la que siempre portar con sublime recordación, recordando las tragedias dolorosas como: Autschwitz, Hiroshima, Darfur, El Salado entre otras.

    ¿Para qué recordamos, ¿Qué nos dejaron las dictaduras?, estas preguntas dependen del interprete. Recordamos para mantener vivas imágenes espantosas, las dictaduras dejaron mucho y a la vez poco, solo desarticulaciones, sindicalismos, la creciente del feminismo, pero nunca militar vapuleó la voluntad de resistencia, el este somos imbatibles, allí es donde halla la terca memoria.

    En la proyección: “La noche de los lápices” se evidenció y ratificó que no se puede protestar, porque si con un movimiento combativo de estudiantes, que exigían el “boleto estudiantil”, una reducción en el precio de los billetes de transporte para estudiantes, terminaron secuestrados, torturados y asesinados, hay que callar de palabra, pero reflejarlo en nuestros escritos, como lo han hecho varios escritores latinoamericanos, que no se hacen al dolor de olvidar lo que pasó en esas dictaduras cívico-militares.

    La memoria duele, porque obliga a portarla cada instante, a no olvidarla, a recordarla, por eso duele, pesa, es un carma hacia lo sanguinario, darle un rol significativo aunque no del todo a esta sociedad inquietante con la opresión de la pobreza cada día perturba y distorsiona a los dictadores corruptos, -como es el caso de Colombia-.
    Frente a la orilla de lo que pasó, pasa y pasará ubico a la memoria en una época de barbarie, inspirada en los baches, grietas, fisuras de momentos que hacen llorar y aquejar de esta pestilencia que tocó.

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