martes, 16 de noviembre de 2010

RECUPERACIONES FINALES

ADVERTENCIA: El trabajo representa el 30% de la nota de recuperación, la evaluación abierta el 40% y la evaluación tipo ICFES de la recuperación el 30% restante.

TRABAJO DE RECUPERACIÓN CUARTO PERÍODO

PLAZO MÁXIMO DE ENTREGA JUEVES 25 DE NOVIEMBRE

A partir de la lectura de las páginas 79-105 responder la autoevaluación de las páginas 106-107 del texto Introducción a la filosofía I de Mario Albarrán. El cual, se encuentra en la biblioteca de la institución.

TALLER RECUPERACIÓN SEGUNDO PERÍODO

PLAZO MÁXIMO DE ENTREGA JUEVES 25 DE NOVIEMBRE

Con base en la lectura del libro Teoría del Conocimiento de Johannes Hessen, responder:

1. ¿Qué es dogmatismo?

2. ¿Qué es relativismo?

3. ¿Qué es subjetivismo?

4. ¿Qué es el racionalismo?

5. ¿Qué es el empirismo?

6. ¿Cuáles son las diferencias entre apriorismo e intelectualismo?

7. Frente a mí está un carro color azul modelo mazda 6. Esta afirmación realiza un juicio descriptivo. ¿Lo conozco realmente? Argumentar su respuesta desde el dogmatismo racionalista o el relativismo empirista.

8. ¿Qué significa epistemología?

9. Para el avance científico ¿Es importante la epistemología?

10. Relacione el siguiente fragmento literario con los temas vistos durante el segundo período.

“Soy Pink Tomate, el gato de Amarilla. A veces no sé si soy tomate o gato. En todo caso a veces me parece que soy un gato que le gustan los tomates o más bien un tomate con cara de gato. O algo así. Me gusta el olor a vodka con las flores. Me gusta ese olor en las mañanas cuando Amarilla llega de una fiesta llena de sudores y humos y me dice hola Pink y yo me digo mierda, esta Amarilla es cosa seria, nunca duerme, nunca come, nunca descansa, qué vaina, qué cosa tan seria. Claro que a veces me desespera cuando llega con la noche entre sus manos, con la desesperación en su boca y entonces se sienta en el sofá, me riega un poco de ceniza en el pelo, qué cosa tan seria, y empieza a cantar alguna canción triste, algo así como I want a trip trip trip como para poder resistir la mañana o para terminar de joderla trip trip trip.” Fragmento Opio en las Nubes, Rafael Chapado Madiedo. Premio nacional de literatura 1992

martes, 9 de noviembre de 2010

LOS PLURALISTAS Y SOFISTAS

Si Parménides y Heráclito llevaron la reflexión hacia la pregunta metafísica, hacia la pregunta por la totalidad. Leucipo y Demócrito traen devuelta al mundo, aparece la realidad material para confirmar las divagaciones metafísicas. El átomo como principio lógico y material, por lo que se han generado divergencias en si los atomistas son materialistas o idealistas. El átomo del que hablaron no puede asimilarse completamente con el átomo de la física moderna o contemporánea. Hegel consideró en su Historia de la filosofía, que el átomo era concebido como algo imposible de percibir, pero que era fundamento de las cosas como principio metafísico.

Para los materialistas, justamente el atomismo es su génesis. Pues si todo lo que existe es solo átomos y vacío, dichos átomos así como las cosas, son materiales.

Las fuerzas que generan el movimiento, la unidad y la pluralidad, serán tanto para los atomistas como para los demás pluralistas el centro de sus especulaciones. Desde la crítica a la concepción monista de Parménides, Empédocles de Agrigento (495-435 a. C.) concibe que la realidad es una esfera, en cuyo interior están contenido cuatro elementos mezclados que dan origen a todas las cosas (fuego, aire, tierra y agua). Los cambios y alteraciones de las cosas se explican por el amor y el odio presente en la existencia.

A diferencia de Anaxágoras (500-428 a.C.), quien postulara que la totalidad es el resultado de la mezcla de innumerables elementos o semillas que son cualitativamente distintas y divisibles hasta el infinito. Aunque compartía la concepción de la realidad como una esfera, ésta era movida inicialmente por el Nous, que quiere decir entendimiento, inteligencia o espíritu. Fue perseguido en Jonia y en Atenas por sus ideales políticos y monoteístas.

Con el triunfo de la democracia ateniense, se desarrolla esta polis como centro de las relaciones económicas, culturales y filosóficas del mundo griego. Comienzan a surgir ciertos maestros de la palabra denominados sofistas, caracterizados por su amplia sabiduría y su gran retórica. De los cuales resaltamos a Protágoras y Gorgias. Ambos reconocidos como grandes maestros del mundo griego. Fundamentados en el principio de la areté o virtud, el cual tiene para ellos un carácter humano y no natural. Es decir, ellos consideran que lo bueno puede ser enseñado y que todo conocimiento es un conocimiento humano y no uno en sí.

La diferencia entre los sofistas y los filósofos, es su carácter dubitativo relativista. Para ellos, el conocimiento no es un escenario de la reflexión pura, sino de la educación. Lo que produce la crítica de Sócrates y Platón, pues: “atacan decididamente este modo de filosofar abstracto y relativo, pues en este particular punto de vista cada cual justificaría su conducta, sus pasiones, su avaricia. Contrariamente a los sofistas, Sócrates y Platón postulan principios universales”. (1997:102) Fundamentados en la afirmación de Protágoras “el hombre es la medida de todas las cosas, de lo que es, en cuanto es, de lo que no es, en cuanto no es.” Aparece el problema del conocimiento desde la subjetividad.

Gorgias es incluso más radical pues afirma: 1) Nada existe, esto es que nada existe fuera de nuestras sensaciones puesto que son éstas la única vía por la cual, la cosa se hace presente al hombre. 2) Si algo existiera no podríamos conocerlo, es decir, puesto que las sensaciones nos engañan, sería imposible conocer la esencia de las cosas. 3) Pero si pudiéramos conocerlo no podríamos comunicarlo. Hemos pasado de la descripción de la realidad a partir de sus componentes más sutiles al cuestionar mismo del poder conocer.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

ALBARRÁN, Mario. (1997) Introducción a la filosofía I. Bogotá. Ed. Mc Graw-Hill.

sábado, 30 de octubre de 2010

TALLER PREGUNTA POR EL SER

1. ¿Cuáles son las tres partes en las que se divide el Poema de Parménides y de que tratan?
2. ¿Según Edmund Husserl por qué con Parménides inicia la filosofía?
3. ¿Cuáles son las diferencias que encuentra entre los naturalistas y Parménides?
4. ¿Cuáles son las características del Ser en Parménides?
5. ¿Cuáles son las características del Ser en Heráclito?
6. ¿Qué relación se podría encontrar entre el Ser de Parménides y la concepción de esencia en los dogmáticos?
7. ¿Qué relación se puede establecer entre Heráclito y el escepticismo moderno?
8. ¿Qué es metafísica y por qué en Parménides encontramos su origen?
9. ¿Qué es dialéctica y por qué se considera que Heráclito la empleaba?
10. Consultar sobre quienes eran Meliso de Samos y Zenón de Elea, explicar cuáles eran sus planteamientos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

LA PREGUNTA POR EL SER

Para Martin Heidegger, la filosofía tenía como palabra un origen griego, por lo que todo en cuanto en ella encuentra su ámbito será un remitir a Grecia. A más de dos mil años de su auge y caída el mundo griego, tiene la costumbre de emerger una y otra vez en nuestra historia occidental.

Cuando Parménides y Heráclito entraron en confrontación teórica frente a si el ser emergía como unidad o como fluir, dibujaron dos claras líneas que se han mantenido en constante tensión. Epistemológicamente, socialmente y existencialmente tenemos ejemplos de dicha tensión.

La búsqueda de la verdad, de la no-contradicción y la unidad que se encuentran en Parménides fueron las líneas básicas de Platón, de Descartes y en últimas, de la tradición propia de la filosofía moderna. Los sofistas, los escépticos, los existencialistas y la postmodernidad bebieron por su parte de las palabras de Heráclito.

Frente a Parménides hay que reconocer, que en su Poema[1], figura cierto respeto por el lenguaje mítico y divino que hallaban en el filósofo el medio de manifestarse. Recordemos que este poema, inicia presentando al filósofo en un carruaje halado por unas yeguas hacia las alturas celestiales, acompañado por las Helíades, divinidades que permiten que la diosa Dike le de paso al filósofo para encontrarse con una divinidad indeterminada, conversación en la que:

“La divinidad toma la palabra para enunciar el discurso verdadero, mientras en el filósofo escucha y recuerda el relato. […] La misión del filósofo, en relación con lo que le define la divinidad, es más bien compleja y varias son sus tareas. El poeta-vidente debe guardar lo revelado, cuidarlo, transmitirlo”. (OSORIO; 2001:198)

El filósofo se presenta en la figura de un poeta-sabio-filósofo, debemos tener en cuenta la vinculación de Parménides a los ritos pitagóricos que explican cierta convicción en lo místico y la Unidad. Pero justamente esto permite encontrar que el origen de la filosofía metafísica se sigue presentando mediante el lenguaje poético, es decir, en el lenguaje del mundo y las afecciones. La verdad no aparece como logro humano, sino como revelación divina, vale la pena comprender que el término verdad que aparece en Parménides no es el mismo que heredamos de la lengua latina, pues aleqeia (alétheia) del griego significa des-ocultar, y no el sentido que tenemos desde el latín veritas.

El filósofo des-oculta el mundo, que en un primer momento se nos da a nuestra conciencia natural, y que posteriormente el filósofo somete a su reflexión. Los presocráticos adoptaron como diría Edmund Husserl, una actitud muy natural, pues al encontrarse con el mundo, lo supusieron existente y preguntaron por el mundo apelando al mundo mismo. Parménides es por lo tanto, el primer filósofo desde la interpretación husserliana y a su vez, el primer metafísico que podemos encontrar en la Antigua Grecia.


Su poema se divide en tres partes, el proemio, en el cual llega al contacto de la divinidad, el discurso sobre la verdad, que a su vez plantea su teoría sobre el Ser y la verdad, y la última parte del poema nos ha sido legada muy fragmentada lo que dificulta su comprensión.


La teoría del Ser en Parménides, es presentada por la divinidad mediante tres vías. La primera, es lo que es y no es No-ser, lo que significa que lo que es es (el ser) en cuanto no es el no-ser, existe el ser en tanto no existe la nada. La segunda, dice que es de lo que no es y es necesariamente No-ser, esto significa que no es (El ser), en tanto es el no-ser. No existe el ser, en cuanto lo que existe necesariamente es el no-ser, la nada. La tercera vía es el ser y el no-ser son considerados como lo mismo y no lo mismo, donde se consideran absolutamente diferenciados, siendo excluyentes e incompatibles, pero que se concilian. Se pueden reducir las tres vías a dos principios lógicos que mantienen la tensión, el de identidad, donde algo no puede ser y no-ser al mismo tiempo, y el de la unidad de los contrarios de la dialéctica, cuyos elementos son por separado y dejan de ser en la confluencia con la contraparte.

El ejemplo pitagórico del movimiento y el reposo, nos permiten esclarecer la primera vía que es adoptada por Parménides, pues uno deja de ser, donde el otro comienza. Pero no es posible afirmar que el no-ser movimiento sea, mientras el ser movimiento es. Las otras dos vías, son desechadas por Parménides, pues la segunda vía, implicaría que lo que no es sea, pero no es posible hablar de lo que no es, no es posible conocer lo que no existe y por lo tanto, no se podría afirmar la nada en la existencia. La tercera opción implicaría faltar a toda lógica desde Parménides, pues sería como algo que existe y no a la vez, por lo que en el Poema denomina a los que así piensan bicéfalos, lo que es un claro llamado contra la opinión imperante hasta ese momento, y parece que en especial contra Heráclito que se fundamentaba en la unidad de los contrarios. La opción metodológica de Parménides, deriva en la afirmación de la verdad, como dice el profesor Amado Osorio:

“La verdad exige, en primer lugar, ser una verdad de algo que es, y que es de una manera absoluta. De algo que no es, es obvio, para Parménides, que no se puede tener ningún asidero existencial para decir qué es o cómo es. Este es el razonamiento base; es como la idea principal que guía a Parménides en su confrontación con la nada”. (2001:227)

Hay en ello, una relación gnoseológica, ontológica y discursiva, que aparece por primera vez en Parménides y que se hereda a la filosofía posterior. Pero ¿Cómo es el Ser? ¿Cuál es su naturaleza? A lo que Parménides afirma:

“Sólo un discurso como vía queda: Es. En éste hay signos múltiples de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin. No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿Qué nacimiento le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría nacido? Ni de lo No-ente permitiré que digas o pienses; pues ni expresable ni concebible es que no es. Pues, ¿Qué necesidad a nacer antes o después le impulsaría si procediese de la Nada? Así, es necesario que sea absolutamente o no.” (8,1-8,5-8,10)

El ser no tiene principio, ni fin, porque sería pensar que en algún momento no era o dejará de ser. Es indivisible, porque supondría que algo hay en medio. Es inmutable, ya que dejaría de ser. Es en el presente. Parménides es radical, por lo tanto, en sus afirmaciones. No habla de los entes, sino del Ente, único y esférico. En eterno aquí y ahora.

Por su parte, Heráclito representa el movimiento continuo del Ser. Dentro de la lógica dialéctica que expone, y de la que contamos con algunos fragmentos recopilados, aparece tanto el ser y como el no-ser. Mientras Parménides se desconecta del mundo empírico, en Heráclito se apela al evidente devenir de la existencia sensible.

En esta lógica dialéctica: “Cada elemento antitético, a pesar de la apariencia de que él es el soporte exclusivo de sí mismo, tiene fundamento en el otro, lo que exige la necesidad de su reconocimiento, porque en Heráclito, lo que no acontece en Parménides”. (2001:328) El absoluto, es decir, la existencia en su conjunto, encuentra la identidad y la unidad, justamente en la contradicción y la diferencia. Para que se pueda identificar lo que es, hay que diferenciarlo de algo, y ese algo es aquello que no es. Amado Osorio así lo explica: “La ontología de la nada puede forjar hondas desesperanzas, pero es necesaria para una captación completa de la verdad: toda cosa es y no es. Así, soy y no soy. No soy en cuanto no soy lo otro; en cuanto no soy del todo; en cuanto muchas otras cosas son y yo no soy lo que son ellas.” (2001:333) El devenir de la existencia en Heráclito, supone un movimiento entre ser y no ser.

Nos encontramos por lo tanto, en una cuestión filosófica totalmente diferente a la inaugurada por Tales, la cual era una cosmogonía, cuestión que repercute en la ontología que Parménides y Heráclito desarrollan.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


PARMÉNIDES. Poema. En: Introducción a la filosofía presocrática. U. de Caldas. Manizales

OSORIO, Amado. (2001) Introducción a la filosofía presocrática. U. de Caldas. Manizales























[1] Al que se le atribuye el nombre de Sobre el ser o sobre la naturaleza. Compilado por Simplicio y Sexto Empírico.

martes, 7 de septiembre de 2010

CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO

Por Nicolás Guillén

Cuando yo vine a este mundo,

nadie me estaba esperando;

así mi dolor profundo

se me alivia caminando,

pues cuando vine a este mundo,

te digo,

nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,

miro a los hombres pasar;

hay que andar,

hay que mirar para ver,

hay que andar.

Otros lloran, yo me río,

porque la risa es salud:

lanza de mi poderío,

coraza de mi virtud.

Otros lloran, yo me río,

porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,

sin muletas ni bastón,

y mi voz entera es

la voz entera del sol.

Camino sobre mis pies,

sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,

abajo, sueño y trabajo;

ya estará el de abajo arriba,

cuando el de arriba esté abajo.

Con el alma en carne viva,

abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,

porque muy humilde soy;

ya verán cómo se mueren,

y que hasta a su entierro voy,

con eso y que no me quieren

porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,

miro a los hombres pasar;

hay que andar,

hay que vivir para ver,

hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,

te digo,

nadie me estaba esperando;

así mi dolor profundo,

te digo,

se me alivia caminando,

te digo,

pues cuando vine a este mundo,

te digo,

¡nadie me estaba esperando!

viernes, 20 de agosto de 2010

LO SAGRADO EN EL MITO


“En todas las cosas, naturales y humanas, el origen es lo más excelso.”

Platón


Comúnmente, nuestras madres y abuelas suelen atribuirle a los fenómenos naturales orígenes o explicaciones sobrenaturales relacionados con Dios o algún santo. Cuando algo triste o incluso inesperadamente afortunado sucede, es habitual escucharlas decir “es porque Dios quiere” o expresiones similares. Esto no es un hecho aislado, que se explique a partir de un dogma religioso, sino que es una conducta natural del ser humano hacia dotar al mundo y a su devenir de algún carácter sagrado.

Es constante de todas nuestras sociedades la construcción de una tradición oral o escrita de discursos sagrados, discursos que representan la explicación más “real” del origen de las cosas. Y de todos aquellos discursos, hay los que hablan de El Origen mismo. Desde nuestros pueblos indígenas hasta la más apartada isla de la Polinesia, desde el cristianismo, el judaísmo, el hinduismo hasta la religión de la Antigua Grecia, encontramos que entre los relatos sagrados el más importante es el que habla de los inicios del Cosmos.

Es así, que en palabras del filósofo e historiador Mircea Eliade (1907-1986): “El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, en el tiempo de los fabulosos comienzos.” (1991:12) El mito, es la explicación originaria, la cosmogonía de una forma de contemplar el mundo. Pues para las religiones sus mitos no son fábulas, sino verdades.

Normalmente asociamos la palabra mito con fábula, mentira o creación literaria. La tradición desde el surgimiento de la filosofía hablaba de una superación del mito, por parte de la razón. En la época moderna se acentúo esta máxima de la filosofía, al proclamar que la razón todo lo podía. Todo discurso mítico fue reemplazado por la explicación racional y científica, y de un mundo mágico y divinizado pasamos a un mundo matematizado y desencantado.

Frente a ello, tenemos dos opciones. La primera, continuar contraponiendo razón y mito, en desmérito de la segunda. Aplicando el rasero de la razón y esterilizando la pluralidad de significados que los pueblos le han encontrado a su mundo y a su vida. La segunda, escuchar sus relatos, mirar por sus ojos, habitar sus palabras, caminarlas. Pues como Mircea Eliade afirmó: “Conocer los mitos es aprender el secreto del origen de las cosas. En otros términos: se aprende no sólo cómo las cosas han llegado a la existencia, sino también dónde encontrarlas y cómo hacerlas reaparecer.” (1991:20)

La segunda opción, siguiendo a Eliade se fundamenta en que el mito no pretende ser conocimiento (episteme) sobre algo, no agota el misterio ontológico de las cosas. A diferencia de la epistemología contemporánea que si intenta hacerlo. Cuando los pueblos indígenas de Nuestra América nos hablan que el agua es sagrada, que la montaña también, no lo hacen en sentido descriptivo, sino ontológico.

El lenguaje mitológico, está plagado de sentido ontológico. De allí los pueblos derivan sus formas de vida y el sentido de sus actividades. Pues: “El Mundo---habla—al hombre y para, comprender este lenguaje, basta conocer los mitos y descifrar los símbolos. […]El Mundo no es ya una masa opaca de objetos amontonados arbitrariamente, sino un cosmos viviente, articulado y significativo.” (1991:149)

No hay una intencionalidad expresa, los mitos no se configuran para ser más o menos creíbles, simplemente emergen del contacto de una comunidad con su entorno. Aunque el cristianismo ha sido más plástico ante la razón occidental que cualquier otra religión y ha renunciado a su lenguaje mitológico, pues desde su contacto con el mundo grecorromano debió hacerlo para alcanzar la posición que alcanzó dentro del mismo.

La falta de mitos, deja al hombre en la simpleza de un mundo que está allí para ser dominado y comprendido por la ciencia. El mundo es un instrumento para el “progreso” y la felicidad del hombre, que muchas veces supone enriquecimiento de algunos hombres.

Los pueblos indígenas del Ecuador entorno a la defensa del Yasuní , territorio sagrado para las comunidades Huaorani que allí habitan, han expuesto argumentos frente a la legislaciones que sobre lo sagrado se vienen dictando, pues para ellos no es posible legislar, por ejemplo, sobre el agua ya que sería como pedirle a un católico que se haga una ley sobre la Virgen María.

Retornar al mito, es un retorno a la memoria de los pueblos. No para reemplazar nuestro conocimiento científico, sino para multiplicar los significados, para llenar de colores nuestro gris panorama. Para poetizar el mundo, dejando que el mundo nos envuelva en palabras, para ser habitados por la palabra. Recordando lo que alguna vez dijo Aristóteles en la Poética: “el poetizar es más verdadero que el enunciar del ente”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ELIADE, Mircea. (1991) Mito y Realidad. Editorial Labor. Barcelona

miércoles, 18 de agosto de 2010

viernes, 13 de agosto de 2010

GRECIA: CONTEXTO HISTÓRICO



Después de miles de años el pueblo de la antigua Grecia se mantiene como el paradigma de la cultura occidental. Su literatura, medicina, deportes y filosofía siguen maravillando a todo el planeta. Los conceptos que nos legaron, permiten el desarrollo de nuestra civilización y su evocación es una constante de todas las épocas.


Martin Heidegger afirmaba que la palabra filosofía, en tanto que griega, exigía entrar en diálogo con el mundo griego. No es posible hablar de esta vieja palabra, sin hacer referencia a nombres como los de Tales, Sócrates, Platón y Aristóteles. Pero no sólo la filosofía tiene una fuerte raíz griega, podemos encontrar en palabras tan importantes para nuestra cultura como lo son Democracia, Justicia, Hombre, Humanidad, Ética, Política y Amor.

Por lo tanto, el estudio de la cultura griega no es una labor de memorización de fechas y datos, sino el contacto con el mismo origen de lo que somos. La historia nos pasa y nos repasa en un eterno retorno de lo mismo, como decía Nietzsche. Las preocupaciones de los griegos, son muy similares a las nuestras.

Hoy en Colombia, donde la injusticia camina rampante por el campo y la ciudad, donde la cultura de la muerte y la violencia desgarra la vida de la inmensa mayoría de compatriotas, se hace sumamente necesaria la reflexión del concepto mismo de Justicia. Reflexión que se enriquecería en el diálogo con el origen mismo del concepto, que nos lleva irremediablemente al mundo griego.

El eco griego todavía se escucha en nuestras polis (ciudades). La ciudad fue el motor de la vida griega. Allí transcurría el devenir de su cultura, en el ágora (plaza pública) se exponían los problemas de la comunidad y se entablaban los debates más importantes. Cada polis (ciudad) tenía su propio gobierno, por lo que no es posible hablar de Grecia como un Estado, en la acepción moderna del término.

Cuando hablamos de la antigua Grecia, hablamos de un conjunto de polis (ciudades) que habitaban en la península del Peloponeso y multitud de islas por todo el mar Mediterráneo desde Sicilia y algunos sectores de lo que hoy es Francia, España e Italia hasta la costa de lo que hoy es Turquía. Este pueblo floreció entre los años 2000 a. C y el primer siglo de la era cristiana, cuando cayó en manos del Imperio Romano.

Los elementos de unidad fueron el idioma, la religión y los nexos económicos. Sin embargo, era común que las ciudades se disputaran el control militar y económico de ciertas zonas o colonias. La primera gran polis griega fue Cnosos en Creta, su posición en medio del mar Mediterráneo hizo de esta ciudad un punto de encuentro entre Oriente y Occidente. Su dominio marítimo le permitió entrar en contacto con regiones del África, Asia y Europa. La etapa de dominio cretense se denomina Edad Minoica (2.000-1.100 a. C) por el nombre de su rey más representativo Minos. Durante esta etapa se produjeron varias guerras entre ciudades del mundo griego como la Guerra de Troya, de la cual trata La Ilíada de Homero. Esta es la etapa de mayor producción literaria de los “poetas” como Hesiodo y Homero. También es la de consolidación de lo “griego”.

En el año 1.100 Creta fue sacudida por una gran erupción volcánica que acabó con varias ciudades y dejó en ruinas a Cnosos. El final del esplendor cultural derivó en lo que se conoce como la Edad Oscura (1100-750 a. C) del mundo griego, donde no se produjeron la misma cantidad de textos que antes, lo que no permite saber mucho de este período histórico. Atenas y Esparta se fueron consolidando como las dos principales ciudades griegas en la Edad Arcaica (750-500 a. C) durante este período nacen los primeros filósofos y a la par de la tiranía, se gesta los ideales democráticos que posteriormente caracterizarían a Grecia.



El período Clásico (500-323 a. C) fue el momento de mayor desarrollo cultural y económico de Grecia, también el de mayor rivalidad entre Atenas y Esparta, donde la primera se dedicó al cultivo de la música, la filosofía y la ciencia, mientras la otra ciudad se dedicó al desarrollo militar, después de soportar dos invasiones persas en las conocidas como Guerras Médicas (480-449). Se produjo la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta (431-404 a. C) de los combates internos de los griegos Macedonia, que hasta ese momento era un pequeño estado al norte de Grecia, se vio beneficiada y en el año 338 a. C invadió a Grecia, las tropas del rey Filipo I derrotaron al conjunto total de las ciudades griegas. Esta invasión provocó la absorción por parte de los macedonios de la cultura griega, convirtiendo a los dioses griegos en los suyos, las costumbres griegas en las suyas.

Alejandro quien fuera el sucesor de Filipo I, llevó las fronteras de Macedonia hasta lo más profundo de Asia y con ello la cultura griega. Este período es llamado el Helenístico (323-146 a. C) pues el acumulado cultural de Grecia se impuso dentro de lo que ha sido el Imperio más grande de la historia. Con la muerte de Alejandro por pena de amor, pues su amante era uno de sus principales generales y al no soportar la muerte de éste, Alejandro Magno se entregó al licor y murió de Cirrosis. El Imperio fue dividido entre sus sucesores, lo que debilitó la unidad del mismo y esto permitió que en el 146 a. C. los romanos conquistaran Grecia. Los romanos al igual que los macedonios se “helenizaron” a tal punto que hicieron la religión griega la religión del Imperio. Los cristianos posteriormente utilizaron los textos de Platón y Aristóteles para fundamentar teóricamente su religión. Y en el Renacimiento (siglos XV y XVI d. C), los humanistas hicieron como bandera suya el rescate de los valores griegos.

En la filosofía, el referente siempre han sido las obras de los griegos. En la filosofía contemporánea, Nietzsche y Heidegger subrayaron la importancia de rescatar ciertos elementos originarios de la filosofía en Grecia. En conclusión, la vigencia del pensamiento griego a más de 2000 años de su auge, ya de por sí da valor a su estudio detenido y rumiante del mismo.

domingo, 8 de agosto de 2010

LA LECTURA DE LA MEMORIA

A un general

Región de manos sucias de pinceles sin pelo
de niños boca abajo de cepillos de dientes
Zona donde la rata se ennoblece
y hay banderas inhumanas y cantan himnos
y alguien te prende, hijo de puta,
una medalla sobre el pecho
Y te pudres lo mismo.

Julio Cortázar.

Para Hegel, la filosofía era una época expresada en conceptos. La determinación de la historia sobre los hombres ha sido una de las discusiones que más fuerza han tenido desde la aparición del pensamiento hegeliano y posteriormente con el marxismo.

Teodoro Adorno, víctima y espectador de la Segunda Guerra Mundial afirmó que no era posible escribir poesía después de Auschwitz. Su afirmación solo puede explicarse dentro de lo que Hegel ya nos había dicho. La historia nos pasa y nos repasa, somos en la medida en que habitamos y habitamos en tanto contexto. Somos con otros que estaban antes, somos producto del legado histórico que recibimos y la historia que vamos escribiendo con otros.

Argentina vivió una de las más crueles dictaduras del continente Eva Perón, presidenta del país fue detenida el 24 de marzo de 1976 por miembros de las Fuerzas Armadas, iniciándose el Gobierno de la junta militar encabezada por el General Jorge Rafael Videla. La censura y el autoritarismo no se hicieron esperar:

(Comunicado N° 19, 24/03/76) Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales. (Diario "La Prensa", 24 de marzo de 1976).

Los desaparecidos se contaron por varios miles y en su mayoría fueron trabajadores o estudiantes que simpatizaban o militaban con organizaciones populares. Acusados de actividades subversivas y terrorismo personas que no cometían otro delito que expresar su inconformismo, o por mera sospecha eran secuestrados y torturados en lugares clandestinos.

La operación conocida como la “Noche de los lápices”, que se desarrolló entre agosto y octubre de 1976, implicó el secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que habían luchado en defensa de un boleto estudiantil. Como respuesta a ello en 1977 se crea la organización de las Madres de Plaza de Mayo, la cual fuera la más visible fuerza de oposición a la dictadura. Este grupo de mujeres fue compuesto en su mayoría por las madres de los desaparecidos y torturados.

Tras la derrota Argentina en la Guerra de las Malvinas en 1982, donde el Reino Unido mantuvo su dominio sobre las islas. La junta militar convocó elecciones para el 30 de octubre de 1983, donde fue electo Raúl Alfonsín como presidente, iniciando el proceso de transición democrática.

La marca de la dictadura no sólo se puede leer en las mejillas de las madres, que escribieron con lágrimas el dolor de la represión. El rock nacional argentino evidencia las marcas de la rebeldía juvenil que se oponía a la dictadura. León Gieco, Fito Páez y Charly García entre otros fueron testigos de toda la dictadura y sus canciones evidencian la esperanza de cambio de la juventud argentina de ese entonces.

Demoliendo Hoteles-Charly García
Fragmento

Yo que nací con Videla
yo que nací sin poder
yo que luché por la libertad
y nunca la pude tener,
yo que viví entre fachistas
yo que morí en el altar
yo que crecí con los que estaban bien
pero a la noche estaba todo mal.

Julio Cortázar escribió en el exilio y plasmó en la literatura, lo que otros hicieron en la música. Tal vez no sólo la filosofía es una época hecha conceptos, sino que el arte en general es el registro de nuestra historia. Argentina nos permite leer incluso 27 años después las huellas de la dictadura en su música, su cine y su literatura.

¿Cuál es el rastro de la historia colombiana en nuestra filosofía? ¿Qué nos permite leer de nuestra historia la música, el cine y la literatura nacional? Una hermenéutica de lo nuestro también nos debe develar las marcas que la historia inscribe en nuestra piel, en lo que somos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
-KOROL, Claudia. (2003). Los duelos de la memoria y las memorias de la rebeldía.
-CORTÁZAR, Julio. (1950). Divertimento.

domingo, 1 de agosto de 2010

Los duelos de la memoria y las memorias de la rebeldía

Excelente aproximación y lectura de una época trágica y dolorosa para Nuestra América. El texto es de Claudia Korol.

miércoles, 21 de julio de 2010

¿Cómo escribir un ensayo?

“la duda es el estado perfecto del espíritu; enseñar a dudar

es la única manera de enseñar a pensar”

José María Vargas Vila

El ensayo, el intento, la aventura. Escribir suele ser peligroso, y lejos de las opiniones de Nietzsche, hoy incluso los plebeyos podemos escribir. El ensayo representa tal vez la forma más sencilla y contundente de hacer públicas nuestras ideas.

Montaigne (1533-1592) suele ser reconocido como el creador de la escritura tipo ensayo, su obra maestra Essais da título a este estilo literario. El ensayo proviene de la raíz latina exagium que significa “pesar en la balanza”. Las características fundamentales de la escritura tipo ensayo, son las mismas que según el profesor antioqueño Jaime Alberto Vélez (1950-2003) se encontraban en la obra de Montaigne que manifiestan el equilibrio entre la aventura y el orden.

La libertad que supone escribir sin tener un propósito determinado. El ensayo tiene un punto de partida, pero seguramente no sabe el escritor, cuál es su final. El carácter de inconcluso del ensayo, lo separan de la intencionalidad que suponen otros estilos literarios.

La visión propia contra el sesgo “objetivista” que cede paso a la expresión libre de una opinión formada. Dice Vélez: “de modo que mientras mayor urgencia por transmitir una verdad rija la labor del escritor, más terminará distanciándose del ensayo y más se acercará al tratado”. (2000:35)

Opinión no quiere decir que sea cualquier idea que se pase por la cabeza, es una percepción formada, reflexiva y crítica que se ha sedimentado en la persona que escribe. El ensayo no busca ser la verdad absoluta y definitiva de un asunto, sino un intento de ser tomado en cuenta. El ensayista escribe porque lo que dice vale ser tenido en cuenta.

En su aspecto formal, el buen ensayo “alcanza, por lo general, la extensión de una carta o la duración de una conversación agradable, justo antes de que caiga en lo tedioso.” (200:33) plantea a su vez un tema, expresa una opinión y marginalmente emplea citas. Aunque el ensayo se forma a partir de la originalidad y creatividad del escritor, no puede caer en lo que afirmaba Ernesto Sábato: “esa pedantería al revés, propia de los sabios, que se caracterizan por citarse a sí mismos y despreciar las opiniones de los demás”. (200:40)

En el ensayo, la forma da importancia al contenido. El lenguaje que se emplea es para entrar en conversación con toda una cultura. La sencillez a la hora de mostrar una opinión la humildad del ensayista es una de sus grandes características. El profesor Vélez lo trae a colación con la frase de Montaigne --Que sais-je?-- como prueba de ello. El ensayo está abierto no sólo a los eruditos o académicos.

En Colombia, el ensayo ha sido uno de los géneros literarios que más reconocimiento nos ha merecido. Aún así, en los finales del siglo XIX y principios del siglo XX el ensayo era una categoría para los escritos que no la tenían. Era un despropósito afirmar que alguien era ensayista, pero ello representaba la malinterpretación que se tenía del género en nuestro país.

Rafael Núñez(1825-1894) quien fuera presidente de los Estados Unidos de Colombia y creador de la Constitución de 1986, además creador de nuestro actual himno nacional. Fue quizás el primero en dar aceptación a Montaigne, incluso entre sus escritos se lee la frase --Que sais-je?-- lo que en muchos círculos del pensamiento liberal fue calando y poco a poco fue ganando respeto a favor del género.

Bartolomero Sanín Cano (1861-1957) escritor y eminente pensador antioqueño fue de los primeros que comenzara a dedicar su tiempo a la escritura tipo ensayo. Afirmó que: “la filología[1], parte fundamental del bagaje literario en los cultores del arte de representar la vida por medio de las palabras, ha sido aquí materia de curioso entretenimiento para tres o cuatro personas en un siglo”. (2000:47)

Pues muchos de nuestros intelectuales optaron por la docencia, la política o el periodismo, antes que por arriesgarse a la escritura libre que suponía el ensayo, nombres como los de Vargas Vila y Caballero Calderón no sucumbieron a aquellas críticas que se hacían a quienes divagaban en la especulación, mientras el país del siglo XIX se desangraba como siempre en el conflicto interno.

Vale mencionar los periódicos que Vélez nombra en su texto como baluartes del pensamiento pues era en la Revista contemporánea, Revista de América, Universidad, Revista de Indias, Mito y Eco, donde se encontraban algunos de los escritores más críticos de finales del siglo XIX y principios del XX en Colombia.

El ensayo comparte la seducción de la libertad, el orden de las ideas, la creatividad y originalidad del autor, lo punzante de lo crítico y lo impactante del estilo. Es precisamente el ensayo, el intento de dejar ser a la palabra a través de uno.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

VÉLEZ, Jaime Alberto. (2000) El ensayo: entre la aventura y el orden. Taurus. Bogotá.




[1] La filología (del latín philologĭa y éste del griego φιλολογία, “amor o interés por las palabras”) es la ciencia que se ocupa del estudio de los textos escritos, a través de los cuales intenta reconstruir, lo más fielmente posible, los textos originales con el respaldo de la cultura que en ellos subyace. El filólogo se sirve, por tanto, del estudio del lenguaje, la literatura y demás manifestaciones escritas, en cuanto constituyen la expresión de una comunidad cultural determinada. Alternativamente, la filología puede ser un término usado antes del siglo XX para lo que ahora se entiende como la lingüística.

miércoles, 14 de julio de 2010

DEL LEER Y EL ESCRIBIR


Leer y escribir, son dos elementos básicos de la comunicación humana. Nuestra palabra escrita permite entrar en contacto con personas que tal vez distan de nosotros temporal y espacialmente. La palabra hecha tinta, hecha huella física, permite a su vez la apropiación del discurso ajeno por parte de quien lee.

La mística de la escritura y la lectura descansa en la permanencia de un discurso. De lo que se dice, y el eco que deja. Cuando leo suelo tener dos obligaciones, una comprender qué quiso escribir el autor, sus motivaciones, su lenguaje, qué crítica y que apoya.

E igualmente tengo la obligación de interpretar que me dice, cual es el vínculo que entablamos momentáneamente entre quien me escribe y yo, con todo lo implica ser este yo y no otro.

Una canción de Silvio Rodríguez dice: “estoy temiendo ahora no ser interpretado, casi siempre sucede cuando se piensa algo malo”. Ser interpretado, ser leído, no sólo es cuestión de la escritura. Se escriben relatos, poesías o fórmulas científicas, entre otras. Pero se leen también las épocas, sentimientos, gestos, acciones y expresiones de vida de los seres con los que habitamos.

Habitar es ser con otros, y leer a los otros es leernos con ellos, nunca podemos despegarnos de nuestra subjetividad cuando observamos un escrito o un acontecimiento. Cuando leemos lo hacemos con nuestros ojos cargados de historia e interioridad, aunque nos pongamos las gafas más objetivas, siempre miramos con nuestros ojos.

El oficio de lector, es un intento de ponerse gafas objetivas, pero de detallar la huella de las letras en nuestros ojos, de los sonidos en nuestros oídos, del contacto con el mundo en nuestra piel. Leer el mundo, y leernos en el mundo.

Fotografía de Nietzsche


Nietzsche (1844-1900) afirmaba que la lectura era un ejercicio rumiante, igual que las vacas que mastican varias veces su alimento, así nosotros al leer debemos masticar, saborear varias veces lo que leemos. Una lectura rápida será a lo sumo una probadita, pero no sabremos identificar la totalidad de la lectura, sin darle tiempo a que las palabras, las imágenes y los sonidos se sedimenten en nosotros.

La lectura suele ser más común que la escritura, la gente lee más de lo que escribe. Pero aun así, el analfabetismo en el mundo entero es un problema de grandes proporciones y en Colombia por ejemplo el analfabetismo llega al 7,3% , según cifras del mismo Ministerio de Educación. Sin hablar del iletrismo que es un analfabetismo práctico, pues aunque alguien sea alfabetizado, en la práctica la lectura se limita a cuestiones instrumentales como leer un aviso o la marca de un producto.

En el conjunto de la cultura nuestras sociedades valoran la labor del escritor, recordamos el nombre de esos grandes personajes que han consagrado su tiempo a narrar lo que su época le imprime. Siempre ha existido cierta admiración al supuesto altruismo de quien escribe, creemos que ser escritor es algo noble y hasta filantrópico.

Más hoy en la era de la globalización y el capitalismo, las editoriales son grandes conglomerados económicos y el escribir un rentable negocio. Aunque leer no sea algo nocivo, sea cual sea la lectura. Los escritores Best-seller son comúnmente escritores que escriben para un cliente determinado. Sus deseos de escribir no nacen de la inspiración o epifanía, como nos decía Jorge Luis Borges (1899-1986):

“Empieza por una suerte de revelación. Pero uso esa palabra de un modo modesto, no ambicioso. Es decir, de pronto sé que va a ocurrir algo y eso que va a ocurrir puede ser, en el caso de un cuento, el principio y el fin. En el caso de un poema, no: es una idea más general, y a veces ha sido la primera línea. Es decir, algo me es dado, y luego ya intervengo yo, y quizá se echa todo a perder.”


Los escritores como Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Paulo Coelho y todos los demás autores de superación personal, suelen pensarse sus escritos como productos rentables que se venden como pan caliente para un tipo de consumidor determinado. Las editoriales muchas veces ponen en circulación libros sobre el tema del momento. Por ejemplo, ¿Cuántos libros hay en el mercado sobre los secuestrados, la operación Jaque o sobre historias de la mafia nacional? Lo que indica que no se escribe porque se quiere, sino muchas veces porque es rentable.

Sin embargo, nuestros grandes escritores, lo son porque suelen parecernos sinceros. Escribir debe ser tan natural como hablar, pero “natural” no debe ser cualquier cosa. Nuestra escritura para merecer ser leída y recordada, interpretada e incluso malinterpretada debe seguir el ejemplo de aquellos grandes, que escribieron visceralmente. Sangrientamente, así debemos escribir, afirma Nietzsche:

“Entre todo cuanto se escribe, yo amo sólo aquello que alguien escribe con su sangre. Escribe tú con sangre, y comprenderás que la sangre es espíritu […] quien conoce a su lector no hace ya nada por su lector. Todavía un siglo más de lectores conocidos— ¡hasta el espíritu olerá mal!”. (1983:56)


Sentir la palabra, la magia que guarda. El secreto que nos oculta, pues siempre al leer un texto, algo se nos escapa. Incluso al escribirlo, la palabra desborda la intencionalidad con la que fue escrita y emergen por si solos los significados más plurales que podamos imaginar. Dejar a la palabra que se nos presente mágica y visceral, ese es el llamado de Nietzsche ese es el deber de quien escribe.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-NIETZSCHE, Friedrich. (1983) Así Hablaba Zaratustra. Ed. SARPE. Madrid.
-BORGES, Jorge Luis. Fragmento Cómo escribir un texto.

miércoles, 7 de julio de 2010

NOTAS

Notas segundo período, cualquier reclamo hacerlo al email espartacoredskin@hotmail.com

10-1



10-2



10-6

miércoles, 30 de junio de 2010

TEXTOS DE ARISTÓTELES

Desde ahora en nuestro blog, puedes descargar las obras de filósofos y literatos. Da clic en el icono del libro e inicia la descarga en la ventana que se abrirá al dar clic.

LA METAFÍSICA




ÉTICA A NICÓMACO



LA POLÍTICA



LA POÉTICA

sábado, 26 de junio de 2010

Programación Tercer Período

TEMAS:

1. El leer y el escribir.
-A propósito de Nietzsche.
-¿Cómo escribir un ensayo?
-¿Cómo leer el cuerpo?

2. Contextualización
-Proyección La Noche de los Lápices.
-Hermenéutica de la canción crítica.
-Hermenéutica de nuestra época.

3.Grecia
-Contexto histórico.
-El mito.
-La tragedia.
-La pregunta por el origen.
-La pregunta por el Ser.


NOTAS:

25% Evaluaciones #4
25% Trabajos #3
Consultas #2
Cuaderno #1
20% Prueba Tipo ICFES
20% Actitudinal
10% Co-evaluación

AUTORES:
Nietzsche, Heidegger, Foucault, Claudia Koral, Amado Osorio, Paul Ricoeur, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Parménides, Heráclito, Gorgias y Aristóteles.

MÚSICA:
La Pestilencia (Col), Morodo (Esp), Subverso (Chl), Mentenguerra (Esp), Ska-p (Esp).

viernes, 25 de junio de 2010

Conclusiones Segundo Período

El sueño de la razón produce monstruos, Goya 1799


La época moderna, marcada por los grandes ideales del humanismo y la ciencia, produjeron paradigmas que tenían por guía la razón. El hombre confió demasiado en sus capacidades intelectuales, abandonó el nocivo tutelaje religioso que durante 1000 años sumió en la oscuridad medieval a la civilización occidental y se entregó a lo que su mente le ofrecía.
La epistemología fue la disciplina filosófica que respondió a estas ansias de conocer del hombre, de tener bajo control todo. La naturaleza sucumbió a los intereses humanos que mediante la ciencia la puso a sus pies, grandes leyes se fueron descubriendo y el mundo perdió su misterio. Se reemplazó la vieja frase de "palabra de Dios", por la frase de "científicamente comprobado". Todo parecía reducible a un teorema científico, la misma filosofía durante el siglo XIX y siglo XX intentaba parecerse a la matemática o la gramática.

El positivismo lógico y la analítica, se fundamentaron como las corrientes hegemónicas dentro de las academias filosóficas del mundo occidental. La primera buscó infructuosamente encontrar un lenguaje perfecto que evitara caer en problemas metafísicos que a los ojos de sus seguidores, eran simples problemas del lenguaje. La analítica aunque más tolerante, en la misma medida considera que los problemas filosóficos, nacen de confusiones conceptuales y que las discusiones de la filosofía son ante todo usos del lenguaje, que son plurales, pero analizables por el ojo de la razón lógica.

La filosofía del siglo XX, promulgó grandes categorías y heredó el humanismo renacentista e ilustrado. Pero se cegó frente a la realidad que más que nunca le exigía respuestas. Las dos guerras mundiales, con sus millares de muertos y el posterior triunfo del capitalismo salvaje desdibujaron la utilidad de la filosofía.

¿Para qué filosofar después de Autschwitz? ¿Para qué filosofar después de Hiroshima? ¿Para qué filosofar después de Darfur? ¿Para qué filosofar después del Salado? ¿Para qué filosofar después de la Operación Orión en Medellín? ¿Para qué filosofía, si existe Ciudad Bolívar, Agua Blanca y Las Comunas?

Bomba nuclear sobre Hiroshima


Pensar con la barriga llena y darle importancia a la reflexión es muy fácil, pero que nos dice esa reflexión cuando día a día las cosas se ponen peores, cuando la realidad nos exige pensar otras cosas. Los problemas de la filosofía son entorno a conceptos, es verdad, es una actividad fundamentalmente racional, también, pero que obedece a lo que la sensibilidad nos dice.

Un concepto, no sólo son un conjunto de ideas, un concepto también es una experiencia, una realidad. Cuando aprendemos a sumar, lo hacemos con toda una experiencia sensible y racional a cuestas, y esos números tienen sentido, porque todo a nuestro alrededor nos recuerda que con 2 pesos no puedes comprar mucho. Que el salario miserable que gana papá, menos los elevados servicios públicos, la comida carísima y las tres cervezas que se toma los fines de semana es igual a cero.

También que el presupuesto de la educación en Colombia es casi diez veces menor que el costo de la guerra. Que nos da pereza comprar las copias de filosofía, porque la plata que nos dan en casa no alcanzan para comer y leer, siendo preferible comprar comida en el Coco que copias aburridas.

El cerebro necesita del cuerpo en su conjunto para funcionar. Uno aprehende con todo su cuerpo, con todos sus prejuicios, con toda su historia y en un medio determinado por circunstancias que no dependen del sujeto. Somos hechos no sólo por nuestra voluntad, sino por el medio en el que habitamos. Si filosofar tiene sentido tiene que ver con esto último, con responder a la pregunta por nuestro habitar.

Sin duda, fue importante lo que realizamos durante este Segundo Período, espero haber sembrado estas inquietudes que también son las mías. Durante el Tercer Período, me comprometo a seguir esforzándome para seducirlos a la reflexión y la sensibilidad crítica.

lunes, 21 de junio de 2010

Eva Luna

Por Isabel Allende
Fragmento

" Elaboraba la sustancia de sus propios sueños y con esos materiales fabricó un mundo para mí. Las palabras son gratis, decía y se las apropiaba, todas eran suyas. Ella sembró en mi cabeza la idea de que la realidad no es sólo como se percibe en la superficie, también tiene una dimensión mágica y, si a uno se le antoja, es legítimo exagerarla y ponerle color para que el tránsito por esta vida no resulte tan aburrido.
(...)
De mí dependía la existencia de todo lo que nacía, moría o acontecía en las arenas inmóviles donde germinaban mis cuentos. Podía colocar en ellas lo que quisiera, bastaba pronunciar la palabra justa para darle vida.
"

martes, 25 de mayo de 2010

El origen del Conocimiento

“La conclusión final es que sabemos muy poco y, sin embargo, es asombroso lo mucho que conocemos. Y más asombroso todavía que un conocimiento tan pequeño nos pueda dar tanto poder.”

Bertrand Russell

¿Es la razón o la experiencia la fuente y base del conocimiento humano? Es la pregunta que nos ocupa en el segundo capítulo de la Teoría del conocimiento de Johannes Hessen. Pregunta que durante los siglos XVII y XVIII establecieron la disputa más fuerte en la filosofía moderna, entre los racionalistas y los empiristas.

Disputa que recoge la división entre Platón y Aristóteles, que Hessen señaló en la introducción del texto y que justifica su afirmación que la filosofía es un movimiento pendular entre una concepción del yo y una concepción del universo. Pues para los racionalistas, el conocimiento se fundamenta en mi capacidad de raciocinio e inferencia, es ante todo una postura de carácter lógico-deductivo. Es decir, que la experiencia no juega un papel importante a la hora de crear conceptos y relacionar contenidos, basta con la reflexión.

Para los exponentes del racionalismo “un conocimiento sólo merece, en realidad, este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no puede ser de otro modo”. (44: 2009) Ejemplo de ello, las máximas matemáticas donde el todo es mayor que la parte o los principios lógicos de no contradicción, como que algo no puede ser y no ser al mismo tiempo. En estos casos, no es necesario para comprobar su veracidad apelando a la experiencia. Puede utilizarse sólo la deducción para comprobar que se tiene razón.

Los racionalistas, son por lo tanto dogmáticos, creen que existe un conocimiento absoluto que es deductivamente alcanzable. El racionalismo tiene en Descartes y Leibnitz son sus exponentes más importantes, aunque también se pueden encontrar en Parménides, Platón, Plotino, Cicerón y Agustín de Hipona algunos postulados en este sentido.

Frente a la orilla del racionalismo los empiristas defienden todo lo contario, es decir, utilizando una frase de Aristóteles que “no hay nada en mi intelecto que no haya pasado antes por mis sentidos”. Para estos, el hombre no tiene ningún contenido mental antes de cualquier experiencia. La experiencia es para los empiristas tanto interna como externa, y otra realidad aparte de la experiencia es impensable por los empiristas.

John Locke refutó al racionalismo de Descartes en su gran obra Tratado sobre el entendimiento humano (1690). En este texto, Locke argumenta que no existe en nuestra mente ideas anteriores a la experiencia, y que los conceptos universales son producto de nuestra capacidad de generalizar la experiencia humana. Sabemos que el todo es mayor que la parte, porque lo hemos comprobado en infinidad de experiencias con los objetos del mundo.

En medio de esta dicotomía filosófica, aparecen dos posturas que atenúan la división. El intelectualismo y el apriorismo, la primera admite que existen grandes verdades universales y generalizaciones deductivas, pero considera que son producto de la experiencia. Los conceptos parten de la experiencia, pero para encontrarlos es necesaria la reflexión.

El apriorismo postula que existen formas de conocimiento mental, pero niega que haya contenidos mentales diferentes a la experiencia. Así “Los factores a priori semejan en cierto sentido recipientes vacíos, que la experiencia llena con contenidos concretos.” (54:2009) Pero el factor mental no procede de la experiencia, se relaciona con la experiencia de manera activa y espontánea, a diferencia del intelectualismo que considera lo mental como producto de la experiencia. Kant es el exponente fundamental de la teoría apriorística del conocimiento y ésta se resume en Crítica de la razón pura (1781).

El origen del conocimiento supone el debate más interesante y fundamental de la epistemología moderna. Aún así, siguiendo los comentarios de Hessen, el movimiento pendular entre las concepciones del yo y del universo, que en este caso se manifiestan en el racionalismo y el empirismo, demuestran que no son lo uno o lo otro, sino tanto lo uno como lo otro. En este capítulo Hessen se muestra del lado kantiano que refleja una actitud criticista y una postura mediadora en el debate.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-HESSEN, Johannes. (2009) Teoría del conocimiento. Ed. Libros Hidalgo. Bogotá.