martes, 9 de marzo de 2010

HUELLAS DE AUSCHWITZ







“La exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas en la educación […] la barbarie persiste mientras perduren en lo esencial las condiciones que hicieron madurar esa recaída”.
Theodor W. Adorno[1]

Parece que no bastaron las pilas de millares de muertos en los campos de concentración, ni los miles de poblados arrasados por la guerra. No fue suficiente tanto dolor y muerte para cambiar el rumbo, para decir ¡Basta!

No es posible ver The Wall, aquella película de Alan Parker de 1982 transversalizada por la música y las letras críticas de Pink Floyd, sin sentir escalofríos por la posibilidad de una repetición de la barbarie expuesta por la civilización occidental en la Segunda Guerra Mundial, como lo advertía Adorno.





La homogenización, la represión, la automatización, la guerra…el muro…la educación, la criminalización, el trabajo, la milicia…el muro…el fracaso, la tortura, las drogas, el consumo, la Tele, el sexo fácil…el muro…la justicia, el silencio, la muerte…el muro…silencio…

¡Hey, tú! Ahí fuera en frío
Quedándote sólo, haciéndote viejo,
¿Puedes sentirme?
Con los pies cansados y sonrisas marchitas
¿Puedes sentirme?
¡Hey, tú! No les ayudes a enterrar la luz
No te rindas sin luchar
¡Hey, tú! Ahí fuera, solo
Sentado desnudo junto al teléfono
¿Quieres tocarme?
¡Hey, tú! ¿Quieres ayudarme a tirar la piedra?
HEY YOU (PINK FLOYD)

El miedo al contacto, el miedo de sentir al otro, de encontrarse en los ojos del otro, el miedo a la diferencia, ese miedo engendró a Auschwitz. Y allí, no sólo murieron los judíos, también murió toda promesa e ideal de humanidad ¿Cómo hacer poesía después de Auschwitz? ¿Cómo creer en nuestra civilización, si de ésta nace la anti-civilización? Inquietudes que nos deja Adorno.
Recordemos que la flameante nación aria alemana sucumbió en cenizas por seguir la voluntad de un solo hombre. Casi toda Europa destruida. Dos bombas nucleares, el napalm y la Guerra Fría entre USA y la URSS son los resultados más evidentes del odio más exteriorizado que la humanidad ha conocido. El odio a sí mismos, el odio al diferente.

Alguna vez lo dijo Martin Heidegger "estamos ante una época que da que pensar, lo preocupante es que no pensamos", si el sin sabor de sabernos humanos y de alardear por medio de conceptos tan vacíos después de Auschwitz como democracia, libertad, igualdad y fraternidad, no nos lleva a hacer filosofía y pensar, pensándonos a su vez, de manera diferente. Estaremos muy próximos a ver algo similar al terror fascista de mitad del siglo pasado.


Hace 65 años terminó la Segunda Guerra Mundial, pero nuestras actuales generaciones parecen haber olvidado. En la Inglaterra de 1982, la generación contemporánea de Pink Floyd, aún tenía en la memoria más reciente de un papá que quizás no volvía de la invasión aliada a Normandía, o quizás también de aquel día que la aviación germana oscureció con bombas el cielo londinense.





¿Viste a la gente atemorizada?
¿Oíste caer las bombas?
¿Alguna vez te preguntaste, por qué tuvimos que correr en busca de refugio?
Cuando la promesa de un mundo nuevo y honrado
Sin temores en un cielo azul y limpio
GOOD BYE BLUE SKY (PINK FLOYD)



Y el cielo sigue gris, no lo advertimos, porque la costumbre y el olvido perturbaron nuestra visión. El olvido es la condición ideal para que la barbarie retorne.

La sociedad contemporánea es un verdadero caldo de cultivo, para el odio y la indiferencia. Frente a ello, Adorno propone: “Debemos descubrir los mecanismos que vuelven a los hombres capaces de tales atrocidades”. (1967:112) Realizar una genealogía[2] de las condiciones que posibilitad que de la civilización nazca la anti-civilización, el anti-nosotros.

No basta con realizar una interpretación de cómo surge esto, sino que la labor debe comprometernos, si nos llega a importar realmente el mundo social en el que vivimos. Por ello “[la] insensibilidad es la que hay que combatir; es necesario disuadir a los hombres de golpear hacia el exterior sin reflexión sobre sí mismos. La educación en general carecería absolutamente de sentido si no fuese educación para una auto reflexión crítica.” (Adorno; 1967:112)

La filosofía contemporánea tiene la tarea, como conciencia de la sociedad actual, en su labor creadora y dadora de sentido conceptual de no permitir que Auschwitz se repita. Dotar a la sociedad de herramientas conceptuales que combatan la insensibilidad, el miedo al otro y que legitime nuevos paradigmas sociales.

We don’t need no education
We don’t need thought control



No necesitamos educación, si lo que ésta busca es perpetuar el conformismo, la homogenización, la explotación, la indiferencia y el odio a la diferencia. No necesitamos educación, si ésta busca crear máquinas que obedezcan sin poner trabas a su patrón. No necesitamos educación que estandarice el comportamiento, los sentimientos, los pensamientos, el ser en todo su conjunto y a su vez aquellos que no puedan ser encajados en el muro (sistema) son marginados, marcatizados y disciplinarizados por el Estado, mediante sus dispositivos de opresión como la cárcel y la clínica mental.

No necesitamos drogas y sexo que ofrecen placer fácil, que enajena la conciencia del individuo, adsorbiéndolo en el conformismo, la indiferencia y la insensibilidad.
Necesitamos una educación que libere, que potencie todas las capacidades del hombre como especie, reconociendo la diferencia y que promueva la sensibilidad.

¿Puedes sentirme?
¿Quieres tocarme?
¿Quieres ayudarme a echar el muro abajo?

[1] ADORNO, Theodor. (1967) La educación después de Auschwitz. Publicada En: Zum Bildungsbegriff des Gegenwart, Francfort. Pág. 111 y siguientes.
[2] Método que intenta comprender cómo se manifiestan las cosas en un determinado momento de la historia, en relación con el tiempo es un método sincrónico. Los historiadores modernos han recurrido casi siempre al método diacrónico, es decir, a lo largo del tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario