martes, 9 de noviembre de 2010

LOS PLURALISTAS Y SOFISTAS

Si Parménides y Heráclito llevaron la reflexión hacia la pregunta metafísica, hacia la pregunta por la totalidad. Leucipo y Demócrito traen devuelta al mundo, aparece la realidad material para confirmar las divagaciones metafísicas. El átomo como principio lógico y material, por lo que se han generado divergencias en si los atomistas son materialistas o idealistas. El átomo del que hablaron no puede asimilarse completamente con el átomo de la física moderna o contemporánea. Hegel consideró en su Historia de la filosofía, que el átomo era concebido como algo imposible de percibir, pero que era fundamento de las cosas como principio metafísico.

Para los materialistas, justamente el atomismo es su génesis. Pues si todo lo que existe es solo átomos y vacío, dichos átomos así como las cosas, son materiales.

Las fuerzas que generan el movimiento, la unidad y la pluralidad, serán tanto para los atomistas como para los demás pluralistas el centro de sus especulaciones. Desde la crítica a la concepción monista de Parménides, Empédocles de Agrigento (495-435 a. C.) concibe que la realidad es una esfera, en cuyo interior están contenido cuatro elementos mezclados que dan origen a todas las cosas (fuego, aire, tierra y agua). Los cambios y alteraciones de las cosas se explican por el amor y el odio presente en la existencia.

A diferencia de Anaxágoras (500-428 a.C.), quien postulara que la totalidad es el resultado de la mezcla de innumerables elementos o semillas que son cualitativamente distintas y divisibles hasta el infinito. Aunque compartía la concepción de la realidad como una esfera, ésta era movida inicialmente por el Nous, que quiere decir entendimiento, inteligencia o espíritu. Fue perseguido en Jonia y en Atenas por sus ideales políticos y monoteístas.

Con el triunfo de la democracia ateniense, se desarrolla esta polis como centro de las relaciones económicas, culturales y filosóficas del mundo griego. Comienzan a surgir ciertos maestros de la palabra denominados sofistas, caracterizados por su amplia sabiduría y su gran retórica. De los cuales resaltamos a Protágoras y Gorgias. Ambos reconocidos como grandes maestros del mundo griego. Fundamentados en el principio de la areté o virtud, el cual tiene para ellos un carácter humano y no natural. Es decir, ellos consideran que lo bueno puede ser enseñado y que todo conocimiento es un conocimiento humano y no uno en sí.

La diferencia entre los sofistas y los filósofos, es su carácter dubitativo relativista. Para ellos, el conocimiento no es un escenario de la reflexión pura, sino de la educación. Lo que produce la crítica de Sócrates y Platón, pues: “atacan decididamente este modo de filosofar abstracto y relativo, pues en este particular punto de vista cada cual justificaría su conducta, sus pasiones, su avaricia. Contrariamente a los sofistas, Sócrates y Platón postulan principios universales”. (1997:102) Fundamentados en la afirmación de Protágoras “el hombre es la medida de todas las cosas, de lo que es, en cuanto es, de lo que no es, en cuanto no es.” Aparece el problema del conocimiento desde la subjetividad.

Gorgias es incluso más radical pues afirma: 1) Nada existe, esto es que nada existe fuera de nuestras sensaciones puesto que son éstas la única vía por la cual, la cosa se hace presente al hombre. 2) Si algo existiera no podríamos conocerlo, es decir, puesto que las sensaciones nos engañan, sería imposible conocer la esencia de las cosas. 3) Pero si pudiéramos conocerlo no podríamos comunicarlo. Hemos pasado de la descripción de la realidad a partir de sus componentes más sutiles al cuestionar mismo del poder conocer.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

ALBARRÁN, Mario. (1997) Introducción a la filosofía I. Bogotá. Ed. Mc Graw-Hill.

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