miércoles, 27 de octubre de 2010

LA PREGUNTA POR EL SER

Para Martin Heidegger, la filosofía tenía como palabra un origen griego, por lo que todo en cuanto en ella encuentra su ámbito será un remitir a Grecia. A más de dos mil años de su auge y caída el mundo griego, tiene la costumbre de emerger una y otra vez en nuestra historia occidental.

Cuando Parménides y Heráclito entraron en confrontación teórica frente a si el ser emergía como unidad o como fluir, dibujaron dos claras líneas que se han mantenido en constante tensión. Epistemológicamente, socialmente y existencialmente tenemos ejemplos de dicha tensión.

La búsqueda de la verdad, de la no-contradicción y la unidad que se encuentran en Parménides fueron las líneas básicas de Platón, de Descartes y en últimas, de la tradición propia de la filosofía moderna. Los sofistas, los escépticos, los existencialistas y la postmodernidad bebieron por su parte de las palabras de Heráclito.

Frente a Parménides hay que reconocer, que en su Poema[1], figura cierto respeto por el lenguaje mítico y divino que hallaban en el filósofo el medio de manifestarse. Recordemos que este poema, inicia presentando al filósofo en un carruaje halado por unas yeguas hacia las alturas celestiales, acompañado por las Helíades, divinidades que permiten que la diosa Dike le de paso al filósofo para encontrarse con una divinidad indeterminada, conversación en la que:

“La divinidad toma la palabra para enunciar el discurso verdadero, mientras en el filósofo escucha y recuerda el relato. […] La misión del filósofo, en relación con lo que le define la divinidad, es más bien compleja y varias son sus tareas. El poeta-vidente debe guardar lo revelado, cuidarlo, transmitirlo”. (OSORIO; 2001:198)

El filósofo se presenta en la figura de un poeta-sabio-filósofo, debemos tener en cuenta la vinculación de Parménides a los ritos pitagóricos que explican cierta convicción en lo místico y la Unidad. Pero justamente esto permite encontrar que el origen de la filosofía metafísica se sigue presentando mediante el lenguaje poético, es decir, en el lenguaje del mundo y las afecciones. La verdad no aparece como logro humano, sino como revelación divina, vale la pena comprender que el término verdad que aparece en Parménides no es el mismo que heredamos de la lengua latina, pues aleqeia (alétheia) del griego significa des-ocultar, y no el sentido que tenemos desde el latín veritas.

El filósofo des-oculta el mundo, que en un primer momento se nos da a nuestra conciencia natural, y que posteriormente el filósofo somete a su reflexión. Los presocráticos adoptaron como diría Edmund Husserl, una actitud muy natural, pues al encontrarse con el mundo, lo supusieron existente y preguntaron por el mundo apelando al mundo mismo. Parménides es por lo tanto, el primer filósofo desde la interpretación husserliana y a su vez, el primer metafísico que podemos encontrar en la Antigua Grecia.


Su poema se divide en tres partes, el proemio, en el cual llega al contacto de la divinidad, el discurso sobre la verdad, que a su vez plantea su teoría sobre el Ser y la verdad, y la última parte del poema nos ha sido legada muy fragmentada lo que dificulta su comprensión.


La teoría del Ser en Parménides, es presentada por la divinidad mediante tres vías. La primera, es lo que es y no es No-ser, lo que significa que lo que es es (el ser) en cuanto no es el no-ser, existe el ser en tanto no existe la nada. La segunda, dice que es de lo que no es y es necesariamente No-ser, esto significa que no es (El ser), en tanto es el no-ser. No existe el ser, en cuanto lo que existe necesariamente es el no-ser, la nada. La tercera vía es el ser y el no-ser son considerados como lo mismo y no lo mismo, donde se consideran absolutamente diferenciados, siendo excluyentes e incompatibles, pero que se concilian. Se pueden reducir las tres vías a dos principios lógicos que mantienen la tensión, el de identidad, donde algo no puede ser y no-ser al mismo tiempo, y el de la unidad de los contrarios de la dialéctica, cuyos elementos son por separado y dejan de ser en la confluencia con la contraparte.

El ejemplo pitagórico del movimiento y el reposo, nos permiten esclarecer la primera vía que es adoptada por Parménides, pues uno deja de ser, donde el otro comienza. Pero no es posible afirmar que el no-ser movimiento sea, mientras el ser movimiento es. Las otras dos vías, son desechadas por Parménides, pues la segunda vía, implicaría que lo que no es sea, pero no es posible hablar de lo que no es, no es posible conocer lo que no existe y por lo tanto, no se podría afirmar la nada en la existencia. La tercera opción implicaría faltar a toda lógica desde Parménides, pues sería como algo que existe y no a la vez, por lo que en el Poema denomina a los que así piensan bicéfalos, lo que es un claro llamado contra la opinión imperante hasta ese momento, y parece que en especial contra Heráclito que se fundamentaba en la unidad de los contrarios. La opción metodológica de Parménides, deriva en la afirmación de la verdad, como dice el profesor Amado Osorio:

“La verdad exige, en primer lugar, ser una verdad de algo que es, y que es de una manera absoluta. De algo que no es, es obvio, para Parménides, que no se puede tener ningún asidero existencial para decir qué es o cómo es. Este es el razonamiento base; es como la idea principal que guía a Parménides en su confrontación con la nada”. (2001:227)

Hay en ello, una relación gnoseológica, ontológica y discursiva, que aparece por primera vez en Parménides y que se hereda a la filosofía posterior. Pero ¿Cómo es el Ser? ¿Cuál es su naturaleza? A lo que Parménides afirma:

“Sólo un discurso como vía queda: Es. En éste hay signos múltiples de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin. No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿Qué nacimiento le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría nacido? Ni de lo No-ente permitiré que digas o pienses; pues ni expresable ni concebible es que no es. Pues, ¿Qué necesidad a nacer antes o después le impulsaría si procediese de la Nada? Así, es necesario que sea absolutamente o no.” (8,1-8,5-8,10)

El ser no tiene principio, ni fin, porque sería pensar que en algún momento no era o dejará de ser. Es indivisible, porque supondría que algo hay en medio. Es inmutable, ya que dejaría de ser. Es en el presente. Parménides es radical, por lo tanto, en sus afirmaciones. No habla de los entes, sino del Ente, único y esférico. En eterno aquí y ahora.

Por su parte, Heráclito representa el movimiento continuo del Ser. Dentro de la lógica dialéctica que expone, y de la que contamos con algunos fragmentos recopilados, aparece tanto el ser y como el no-ser. Mientras Parménides se desconecta del mundo empírico, en Heráclito se apela al evidente devenir de la existencia sensible.

En esta lógica dialéctica: “Cada elemento antitético, a pesar de la apariencia de que él es el soporte exclusivo de sí mismo, tiene fundamento en el otro, lo que exige la necesidad de su reconocimiento, porque en Heráclito, lo que no acontece en Parménides”. (2001:328) El absoluto, es decir, la existencia en su conjunto, encuentra la identidad y la unidad, justamente en la contradicción y la diferencia. Para que se pueda identificar lo que es, hay que diferenciarlo de algo, y ese algo es aquello que no es. Amado Osorio así lo explica: “La ontología de la nada puede forjar hondas desesperanzas, pero es necesaria para una captación completa de la verdad: toda cosa es y no es. Así, soy y no soy. No soy en cuanto no soy lo otro; en cuanto no soy del todo; en cuanto muchas otras cosas son y yo no soy lo que son ellas.” (2001:333) El devenir de la existencia en Heráclito, supone un movimiento entre ser y no ser.

Nos encontramos por lo tanto, en una cuestión filosófica totalmente diferente a la inaugurada por Tales, la cual era una cosmogonía, cuestión que repercute en la ontología que Parménides y Heráclito desarrollan.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


PARMÉNIDES. Poema. En: Introducción a la filosofía presocrática. U. de Caldas. Manizales

OSORIO, Amado. (2001) Introducción a la filosofía presocrática. U. de Caldas. Manizales























[1] Al que se le atribuye el nombre de Sobre el ser o sobre la naturaleza. Compilado por Simplicio y Sexto Empírico.

1 comentario:

  1. Luis Alejandro Gonzalez Soto 10°26 de noviembre de 2010, 15:03

    ¿Qué nos dicen Heráclito y Parménides sobre el Ser el no-Ser ?

    Heráclito: “Lo uno cambia y vuelve a cambiar para volver hacer”. (Devenir)

    Parménides: “A causa de lo cual al ente no le es licito ser inacabado, pues no carece de nada: si (careciera de algo) el ente, carecería de todo”. (Permanencia)

    Como se puede ver cada uno posee, formas diferentes de describir el “Arje”. (Principio de todas las cosas), Para Heraclito una cosa nunca es, sino que cambia, es una lucha de contrarios, nada puede existir, ni ser conocido sin su contrario.

    Mientras para Parménides se presenta el ser en la estabilidad, y este con sus características. Eterno, no tiene principio ni fin, inmóvil, no se mueve ya que el desplazamiento de un lado a otro es imposible, inmutable, no cambia, único, solo hay un ser, finito, es decir perfección.

    Mientras para Parménides es latente, para Heraclito es patente.

    ¿Entonces como descubrir una relación entre ellos?.

    Para estos filósofos lo que se podria decir es que cada uno para darle existencia a sus posturas recurre a la PERMANENCIA, es decir Parménides en la permanencia encuentra el Arje del ser y sus características, ya antes mencionados.

    Parménides sostiene la unidad del cosmo de una manera extrema. No hay muchos mundos, sino que el ser en general es solamente uno, universal y siempre el mismo, es notoria su radicalidad en la permanencia del ser.

    Y para Heraclito la permanencia en el devenir, el principio de que todo fluye y nada permanece en un ser fijo. Es por ello que el cambio debe permanecer para poder existir.

    El devenir es justamente una cierta tensión entre contrarios, y esa tensión es la que pone en curso y flujo el movimiento. Del devenir en cuanto ser.

    Lo uno en Heraclito es lo que hace que el devenir, aunque cambie “Sea”, es decir el ser “es”, y al ser “es” encontramos una conexión con Parménides.

    Para Heraclito la lucha de contrarios genera el devenir: Ejemplo Malo y bueno, estos son opuestos, el logos viene a producir en este devenir la estabilidad del ser, porque, es el logos el que da orden al ser y hace que la lucha de contrarios en su constante devenir, siempre permanezca el “ser”

    “Es ley también, obedecer la voluntad de lo uno”

    Otro de los posibles puntos de encuentro es que ambos utilizan la razón para formular sus posturas, es decir partiendo de que para Parménides “es necesario decir y PENSAR que lo Ente es: Pues es el Ser, pero la Nada no es”

    El utilizar la racionalidad, este pensador se postula como un extraordinario hombre de pensamiento humano y adecuada el principio de conservación para el que la nada es siempre nada y el ser es siempre ser.

    “Observa como. Estando ausentes. Para el pensamiento las cosas están presentes. Pues no se interrumpirá la cohesión del Ente con lo Ente. Ya sea disparándolo en todo sentido, totalmente en orden o bien combinándola”

    Mientras que para Heraclito el hombre estaba dotado de dos instrumentos para el conocimiento de la verdad, la sensación y la razón, partiendo de la critica a la sensitivo ya que de ello se puede desconfiar pues podían engañarnos, mientras la razón es el juez de la verdad.

    "Una cosa es lo sabio: conocer la inteligencia que guía todas las cosas a través de todas”

    Sólo lo universal es para Parménides lo esencial. Para Heraclito sólo lo individual (lo uno), ambos están ligados a el logos, este o no en movimiento, universal o particular el ser esta ahí

    Como resultado final de estas posturas paralelas se puede decir:

    Con Parménides la verdad científica, si realmente es verdad permanece eternamente, mientras que por su parte Heraclito el mundo real, contenido como esta en el tiempo y espacio, eternamente fluye. Aquél que es el mundo del pensamiento; éste, el mundo del sentido, para que el devenir no un azar, sino una permanencia que genera la lucha de contarios.

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